Las 6 Razones Por qué nos enfermamos más en otoño: un enfoque histórico y "clínico"

Se dice que es el mes que más rápido podemos enfermar. A mí me da que es porque vamos con ropa de verano y de repente hace frío, sin contar con que "pasamos de vacaciones a trabajar" y emocionalmente eso puede crear un enorme estrés biológico y mental.

Lo estudiamos en base a la ciencia, por qué en otoño enfermamos más y cómo evitarlo

El otoño, con sus paisajes dorados y temperaturas en descenso, siempre ha sido una estación de transición que marca el paso del calor veraniego al frío del invierno. Aunque este cambio trae consigo una belleza natural única, también coincide con un aumento de enfermedades respiratorias como el resfriado común, la gripe, y otros virus. Este fenómeno ha sido observado durante siglos, y hoy en día, diversos estudios clínicos nos ayudan a entender mejor por qué nuestras defensas parecen disminuir durante esta temporada. En este artículo exploraremos las razones históricas y científicas detrás de este aumento en enfermedades otoñales.

1. Historia del aumento de enfermedades en otoño

Desde la antigüedad, el cambio de estación ha sido asociado con diferentes cambios en la salud. Los antiguos griegos, por ejemplo, relacionaban las enfermedades de otoño con el equilibrio de los humores corporales. En la medicina humoral de Hipócrates, se creía que el cuerpo estaba compuesto por cuatro humores: sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema. El otoño, según esta teoría, provocaba un desequilibrio de estos fluidos, especialmente un aumento de la flema, lo que causaba resfriados y congestiones.

En el siglo XVIII, los médicos empezaron a notar patrones más consistentes en las epidemias de gripe y otras enfermedades respiratorias. Las observaciones de los científicos apuntaban a que los picos de enfermedades respiratorias se daban mayoritariamente en otoño e invierno, aunque no existían todavía explicaciones basadas en evidencia microbiológica.

2. Factores ambientales: La temperatura y la humedad

A medida que avanzó la ciencia, se hizo evidente que el clima juega un papel crucial en la propagación de virus respiratorios. El otoño se caracteriza por temperaturas más frías y niveles más bajos de humedad. Estudios clínicos recientes han demostrado que los virus como la gripe y el resfriado común (provocado por rinovirus) prosperan en ambientes fríos y secos.

Un estudio realizado por la Proceedings of the National Academy of Sciences encontró que el virus de la gripe se transmite más eficazmente en climas fríos y con poca humedad, lo que explica en parte por qué los brotes tienden a ser más comunes en otoño e invierno. En condiciones de baja humedad, las partículas de los virus se mantienen suspendidas en el aire durante más tiempo, aumentando la probabilidad de contagio.

3. El papel del sistema inmunológico y la vitamina D

Otra razón clave por la que nos enfermamos más en otoño es la disminución de la exposición a la luz solar. La luz solar es esencial para la producción de vitamina D en nuestro cuerpo, un nutriente crucial para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Durante el otoño, los días se vuelven más cortos y pasamos menos tiempo al aire libre, lo que puede llevar a una disminución en los niveles de vitamina D. Un estudio de la Universidad de Cambridge sugiere que las personas con deficiencia de vitamina D son más propensas a infecciones respiratorias.

Otro estudio publicado en el Journal of Investigative Medicine demostró que los niveles de vitamina D en el cuerpo pueden influir en la susceptibilidad a infecciones virales, como la gripe. Aquellos con niveles adecuados de vitamina D mostraron una mejor respuesta inmunológica ante las infecciones respiratorias.

4. Mayor proximidad social en espacios cerrados

Durante los meses de otoño, la gente tiende a congregarse en espacios cerrados para protegerse del frío, lo que facilita la propagación de enfermedades. Ya en el siglo XIX, los médicos comenzaron a asociar el hacinamiento y la mala ventilación con la transmisión de enfermedades, algo que ha sido confirmado por investigaciones modernas.

Un estudio realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestra que las enfermedades respiratorias se propagan más rápidamente en lugares cerrados y mal ventilados. Al pasar más tiempo en interiores, en oficinas, escuelas o transporte público, aumenta la probabilidad de que las personas inhalen partículas virales de quienes están enfermos a su alrededor.

5. El impacto del regreso a las actividades escolares y laborales

Otro factor importante es el regreso a la escuela y al trabajo después del verano. Durante el verano, muchas personas pasan más tiempo al aire libre y en contacto con menos personas de manera regular. Sin embargo, con la llegada del otoño y el regreso a las rutinas escolares y laborales, se incrementa la exposición a grandes grupos de personas en ambientes cerrados, lo que facilita la propagación de enfermedades virales.

Un estudio publicado en The Lancet analizó el impacto de la reapertura de escuelas en la propagación de enfermedades virales y concluyó que el regreso a las aulas contribuye significativamente al aumento de infecciones respiratorias en otoño.

6. Estrés estacional y su impacto en el sistema inmune

El cambio de estación también puede afectar nuestros niveles de estrés, y el estrés tiene un impacto directo en la capacidad de nuestro sistema inmunológico para combatir infecciones. En otoño, la vuelta al trabajo o al estudio, sumada a la disminución de luz solar, puede desencadenar una respuesta de estrés en muchas personas.

Según un estudio de la American Psychological Association, el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a enfermedades. El estudio encontró que el cortisol, la hormona del estrés, cuando está elevada durante mucho tiempo, puede interferir con la función de las células inmunitarias, reduciendo su eficacia para combatir virus y bacterias.

A esta parte quería llegar, el Estrés.

El estrés estacional, especialmente durante el otoño, tiene un impacto significativo en nuestra salud, exacerbando las afecciones comunes de esta época. A medida que los días se acortan y las demandas laborales o académicas aumentan, el cuerpo produce más cortisol, la hormona del estrés. El exceso de cortisol puede debilitar el sistema inmunológico, haciéndonos más vulnerables a infecciones respiratorias, como el resfriado y la gripe, que ya proliferan en climas fríos y secos. Además, el estrés puede agravar otras afecciones relacionadas con la reducción de la vitamina D por la falta de exposición solar y la mayor proximidad social en espacios cerrados. En conjunto, el estrés actúa como un amplificador de los factores que nos hacen más susceptibles a enfermarnos durante el otoño, subrayando la importancia de gestionar el bienestar emocional para mantener una buena salud física en esta temporada.

Para reducir esto, recuerda que los estudios han demostrado la efectividad del CBD

Yoil CBD 30%, puro, con todos sus nutrientes y terpenos intactos. Para mayor efectividad.